Catedral de Oaxaca

Catedral de Oaxaca

En el centro, donde el corazón de Oaxaca late más fuertemente, se alza regocijante la Catedral. Con sus muros de cantera verde que se realzan desde lo más profundo de la tierra uniéndose asi con el fuel firmamento que junto con ella, cual si vieran, se regocijan con los fieles creyentes oaxaqueños, base de su espíritu y fundadores de su cuerpo.
Pocos templos han tenido una vida tan azarosa como nuestra Catedral, los temblores y la voluntad creadora de los oaxaqueños, hicieron que el edificio se reconstruyera en tres ocasiones por lo menos.   La primitiva Catedral se supone que entró en operación en el año de 1640, porque el templo de San Juan de Dios, fungió como Catedral mientras se construía el recinto oficial.
En el año de 1724 se contrató a Miguel de Sanabria, para que construyera un edificio mejor, mismo que fue terminado en 1733. Finalmente se sabe que en 1740 se inició la última construcción, y a finales del siglo XIX se realizaron las modificaciones como: se pusieron los canceles traídos de Europa.

Se le dotó de candiles fundios en Florencia, Italia. El grupo escultórico del Presbiterio, tiene acabados con mármol de Grecia y presenta la imagen de la Virgen de la Asunción, fundida en bronce pulido por el artista italiano Tadolini.

La espléndida fachada esta compuesta por tres cuerpos de estilo barroco. En el primer cuerpo se encuentran las tres puertas con arcos de medio punto, a los lados de la puerta central se encuentran las esculturas San Pedro y San Pablo.

En el segundo cuerpo encontramos tallado en piedra, la representación de la Virgen de la Asunción sobre nubes y querubines, a un costado está San Marcial Obispo Y San José, y al otro lado San Cristóbal y San Pedro Mártir. En el tercer cuerpo apreciamos, en el centro un panel que representa el santísimo sacramento por medio del Cáliz, y entorno a él, un manto sostenido por ángeles y querubines, estos últimos entre nubes. A los lados del Cáliz, dos religiosos hincados, a sus costados se encuentran San Agustín y San Benito, unos ángeles terminan la decoración.

Se remeta la portada, con la representación en la parte superior del Espíritu Santo, a través de una paloma de frente, con las alas emanando luz y un barandal de hierro forjado. Se puede apreciar que las dos torres de la Catedral, por su proporción, no son las originales, pues el temblor de 1931 las hecho a tierra.

Las fachadas laterales al norte y sur, son también de estilo barroco. Ambas son semejantes en su composición; comprenden tres cuerpos definidos por columnas jónicas y corintias, cuyos fustes tritóstilos se decoran con entrelazos florales, rombos y estrías.
El vano de acceso, con arco de medio punto y pilastras estriadas, ocupa el primer cuerpo. En el segundo hay un nicho con escultura y en el tercero una ventana octagonal. La portada norte tiene la imagen de Moisés y la sur la imagen de Santa Rosa de Lima. 

Cuenta la leyenda, que una vez cayo un rayo en un día despejado y sin nubes, para incendiar completamente el templo, que en esa época tendía una techumbre de madrea. Sin embargo, a pesar de que ardido todo el templo, lo único que no se quemó fue el Cristo, que sólo se oscureció.

El interior del templo se organiza a partir de una planta basilical de tres naves y capillas laterales; además contiene las capillas del Sagrario y la de la Virgen de Guadalupe; también la sacristía y sala capitular entre otros anexos.
Destacan como peculiaridades la ubicación de la cúpula, de planta octagonal, las bóvedas de la nave central; así como la bóveda de medio cañón de las naves laterales o procesionales.
Además, es interesante la comunicación entre el coro y el presbiterio, la posición y el espesor de los pilares, de muros y contrafuertes, cercano a los dos metros de grosor.
En el aspecto artístico se distingue el cancel de madera tallada con grabados en vidrio y el altar del perdón ubicados en la entrada principal.
La vista va a el coro con su sillería, barandales y órganos de tubos, así como al altar mayor en el presbiterio con el ciprés y a la escultura de la Virgen de la Asunción.
Existe una importante colección de pinturas que se han incorporado al tesoro de la Catedral desde principios del siglo XVIII.
Destaca el Lienzo que representa a San Cristóbal, fechado por un autor anónimo en 1720, y los cuadros al óleo de la sacristía, especialmente: El Triunfo de la Iglesia.
El mayor número de piezas de arte, en especial de las capillas, proceden del siglo XIX. En las capillas laterales y en otras zonas del interior hay imágenes y reliquias, entre éstas, los restos de la Cruz de Huatulco.     






 Como material extra en nuestra visita tuvimos la fortuna de encontrarnos con el show de luz y sonido:



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